En Revista Plástico. Mayo, 2021.
El lenguaje de Bun Alonso trae un ritmo coloquial que hace sentir que estamos en una conversación dislocada con el enunciante. Estos poemas tienen una particular sensación de espacio y tiempo a partir del uso de jerga, onomatopeya y un curioso sentimiento de impermanencia que los permea. Estamos ante otro ejemplo de una poética de un espíritu lírico de la época que está configurándose, donde no hay un centro, pero lejos de ser algo que lamentarse o celebrar, es simplemente algo que es y sobre lo cual hay que enunciarse.
Como si lo fuéramos
Afinamos nuestro oído al encierro y somos una especie de relicario con ecos de viento Una noche decíamos que éramos una cosa y luego que no que por nuestras cercanías a la derrota éramos otra Y ahí vamos en la fragata de la noche deshaciéndonos la tinta de las venas Usando escudos que nos bailan por debajo de los pies para protegernos de los dardos que nos tira el concreto en una ciudad que esnifa su propio cielo y nos lame las heridas Bailamos bailamos al tam tam al plash plash Nos cosquillean los aires Bailamos bailamos surtiéndonos de secas arremetidas en la pista ancha de los pasos y después nuestros brazos caían en un arsenal a la intemperie Búrlense de nosotros porque saben que tenemos atorado hasta la entraña un futuro reventado la avaricia del alcohol Búrlense de nosotros porque formamos la noche canción a canción meciéndonos en el barullo del delirio en los requiebros de las luces búrlense de nosotros No importa ya mientras ella tienda su pelo al pasado y yo active apenas con mis yemas la guillotina Hay un prólogo en cada cigarro que nos excede la vida Un mantra adivinado por el sudor de las espaldas Un relinchar de piel erizada La sombra de esta ciudad no nos cala hasta entrada la noche cuando tiene forma de mezquite y cuando sigue existiendo amueblada en sus rincones oscuros por aquellos que no piensan que sólo los perros pueden recorrerla Entre los dos grabamos tu nombre en las aceras del corazón de la ciudad y también mi nombre, mi pobre nombre ahuyentado de los cerros después de eso anduve unos minutos sin que tú me nombraras Para medirnos la risa bebemos de los vasos donde brota el espasmo y sobre tu espalda se hinchan los bailes de una cumbia brava Ahora asistimos al sopor nuestro de cada noche que resuena y rola y rola en el atice de las sábanas Volvemos a casa tambaleándonos y abrazados como si fuéramos felices
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Básculo
Alúmbranos con una chinga de perro bailarín de tus puños al estómago de la tarde Florea unos labios de alegre hablador Argüendero de tus propias cobardías Ándate color y que no se te tueste el seso Vamos a hacer las paces anda tuércete con un varo para el aliviane de la tarde.
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