El castrado de La Zona

Cuento publicado en Revista Purgante . Julio, 2021. De pronto todo es confusión. Y de pronto, también, pienso que yo pude haberle rajado la jeta a esos dos guachos y apaciguarlos a puño limpio. Pero ahora los cabrones yacen en el piso, los dos con un boquete en el pecho por el que les reverbera la sangre. Pinche Mizuki, te los chingaste, pélate, órale, le digo después de abrirme paso por entre el griterío y los pasos desvariados de los borrachos de la cantina. El Mizuki tiembla, el revolver le tiembla en la mano y yo sigo pensando que a esos guachos empedados yo les pude haber partido la madre sin necesidad de emplomarlos. Esos culeros se creen muy protegidos por el santo poder militar que seguido vienen y arman su desmán aquí en la Zona. Golpean a las mujeres de los congales cada que quieren, se ponen a bailar con ellas y a la hora de pagar ái nos vimos, les dicen, y ellas que les contestan que no, cómo que ái nos vimos si es tanto. No, no, cuál tanto, y pum, que se las sorrajan. Por...