Publicado en la gaceta La Grieta del Desierto, órgano informativo del colectivo Los Nadies. Nº03, mayo 2013
Bun Alonso
La tradición, la costumbre, nos
ha hecho asimilar todas estas conmemoraciones de “El Día de…” como algo natural
y normal sin ni siquiera, la mayoría de las veces, preguntarnos el porqué. Siempre
me han parecido muy absurdas algunas conmemoraciones existentes, como El Día de
la risa, El Día de los monumentos, etcétera. Y sin embargo hay algunas fechas
que de verdad merecen la pena recordarse, sobre todo si tomamos en cuenta el
origen de éstas.
El Día del
Trabajo tiene su antecedente en la huelga iniciada el 1º de mayo de 1886 en
Chicago, en donde más 300 mil trabajadores salieron a manifestar su poder,
exigiendo reivindicaciones laborales, siendo la básica la reducción a 8 horas
de la jornada de trabajo. En los días
siguientes, hasta el 4 de mayo, sucedieron matanzas de obreros llevadas a cabo
por la policía.
Días antes a
la fecha convocada un grupo de anarquistas se había reunido con los laboristas,
manifestándoles su negativa a participar en las huelgas debido a que
consideraban que exigir sólo el acortamiento de la jornada laboral no
solucionaría nada, en cambio ellos proponían abolir la propiedad privada y el
trabajo asalariado. Pero el día 2 de mayo, al ver el éxito que había tenido la
jornada de protesta del día anterior, decidieron sumarse al movimiento.
El
ataque de las fuerzas del Estado y de los empresarios viene el día 3 en un
mitin llevado a cabo delante de las puertas de la planta industrial McCormick,
cuando un grupo de rompehuelgas ataca a los manifestantes causando varios
heridos y muertos.
Y
al siguiente día se realiza una concentración de protesta en el parque de Haymarket
Square. Pero cuando el jefe de policía consideró que los trabajadores ya habían
permanecido por mucho tiempo en el parque, ordena a sus agentes que desalojen,
con lo que comienza una batalla campal. Poco después de iniciada ésta, es
lanzada una bomba en contra de la policía, matando a un oficial e hiriendo a
otros tantos policías, lo que ocasiona que las fuerzas armadas disparen contra
los manifestantes.
Inicia
entonces una cacería de anarquistas por la supuesta justicia norteamericana. Y
de los 31 que fueron acusados inicialmente, 8 fueron juzgados por insurrección armada;
3 condenados a penas de prisión y los otros 5 a morir ahorcados.
Los
ocho mártires de Chicago, como se les conoce históricamente, fueron: Georg
Engel, Samuel Fielden, Adolf Fischer,
Louis Linng, Oscar Neebe, Albert Parsons,
Michael Schwab y Auguste Spies. Uno de ellos, Louis Linng, se suicidó en su
celda antes de ser ejecutado. Además hay que destacar que sólo 2 de ellos eran
estadounidenses; los demás eran de origen alemán e inglés.
Esta
conmemoración, como muchas otras que tienen su origen en reivindicaciones
obreras, es de lucha y de protesta pues cada abuso que un trabajador sufre es
consecuencia de un sistema capitalista que maltrata a todos por igual.
Los derechos con lo que hoy cuenta la clase trabajadora han sido conseguidos gracias a la lucha y organización. Muchos han costado sangre. Por eso, compañeros trabajadores, sepan que ustedes son los únicos productores de riqueza, que sin ustedes las empresas, con todo y sus máquinas, no funcionarían. Juntos construyamos unión y solidaridad.
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