Reseña publicada en el sitio web librosampleados , en noviembre de 2011.
Bun Alonso
Narrar un hecho revolucionario desde fuera, es decir,
con base en investigaciones, entrevistas con involucrados, lecturas y
demás clase de herramientas que permitan trazar una narración de este
suceso, expone al escritor, al menos, a una cosa: caer en imprecisiones.
Pero contarlo tras haber vivido y sufrido la realidad de la Revolución
Mexicana, tal como lo hace Francisco L. Urquizo (1891-1969) en la novela
Tropa vieja, provoca que el lector se sumerja de manera
natural en la narración y, sobre todo, logra un apego más natural al
hecho histórico y a su entorno.
Urquizo es llamado “El Novelista del Soldado”, pues
no sólo militó activamente al lado de Francisco I. Madero para después
combatir junto a Venustiano Carranza, sino que también escribió una
vasta obra literaria cuyo tema central es la Revolución.
En Tropa vieja el personaje principal,
Espiridión Sifuentes, toma la voz narradora para contarnos la vida de
los soldados mexicanos a principios del siglo XX.
Espiridión se ve enrolado en el ejército tras una
riña agravada por el mezcal que, junto a su compadre Celedonio, había
estado bebiendo. Desde entonces, tendrá que cumplir con una condena de
cinco años de servicio forzado en el ejército.
La particularidad de esta novela es que su narración
no se centra en los llamados caudillos y héroes revolucionarios; gente
como Pascual Orozco, Emiliano Zapata y Pancho Villa apenas son
mencionados, y Francisco I. Madero sólo cuenta con una breve aparición.
La prosa amena pero vigorosa se encarga de describir
la vida cuartelaria; abusos de los de mayor rango a los soldados de
leva, las mujeres y su labor entre los soldados, los niños que crecen
enmarañados con la vida militar. A pesar de esto, el compañerismo se
engendrará entre los reclutas, y harán de la mariguana una de sus
mejores amigas.
Pero es en la voz de un personaje que antes de ser
reclutado ejercía el periodismo, en que queda resumido lo que
significaba (o significa) ser soldado:
“—Ora sí, compañero; ya eres soldado de veras, dejaste de ser recluta, así como antes también dejaste de ser libre. Te arrancaron, como a mí, la libertad; te cerraron la boca, te sacaron los sesos y ahora te embadurnaron el corazón también. Te atontaron a golpes y a mentadas; te castraron y ya estás listo, ya eres un soldado. Ya puedes matar gente y defender a los tiranos. Ya eres un instrumento de homicidio, ya eres otro”.
“—Ora sí, compañero; ya eres soldado de veras, dejaste de ser recluta, así como antes también dejaste de ser libre. Te arrancaron, como a mí, la libertad; te cerraron la boca, te sacaron los sesos y ahora te embadurnaron el corazón también. Te atontaron a golpes y a mentadas; te castraron y ya estás listo, ya eres un soldado. Ya puedes matar gente y defender a los tiranos. Ya eres un instrumento de homicidio, ya eres otro”.
Uno de los escenarios principales para la novela es
la batalla de la toma de Torreón por los rebeldes. La virtud de la pluma
de Urquizo es ponernos en frente a los que de verdad lucharon en la
Revolución; a los soldados que, empuñando armas, defendían ideales
totalmente ajenos a ellos, y al pueblo que no le quedaba otra opción más
que luchar, pues preferían morir en combate a morir de hambre.
La novela está dividida en dos partes; en la primera
veremos a Espiridión tratando de sobrevivir a la inhumana vida de
soldado, para después irse a combatir a los maderistas tras estallar la
Revolución, en noviembre de 1910. En la segunda parte el gobierno
porfirista está derrocado. Madero ocupa la silla presidencial. Los
combates continúan; en esta ocasión el ejército bajo el mandato de
Madero y en contra de los sublevados. Circunstancias que provocan que
Espiridión llegue expresar: “La Revolución no había sido nada más que una matanza de gente, sin provecho alguno.”
Publicada originalmente en 1937, Tropa vieja se puede encontrar bajo el sello de la editorial Factoria Ediciones, en su más reciente edición de 2010.
Comentarios
Publicar un comentario