Publicado en la gaceta La Grieta del Desierto, del colectivo Los Nadies. Nº13, diciembre 2014
Bun Alonso
El ejido Yucatán pertenece al municipio de Francisco I. Madero, Coahuila. Se creó en 1978 bajo un esquema colectivo. Pero en 2005 dos pequeños propietarios, Salvador y Jorge Valencia Peralta, compraron la tierra sólo a algunos ejidatarios dejando fuera a 10 de ellos.
La reforma al artículo 27 constitucional en 1992 propició el interés comercial sobre las tierras ejidales. La situación precaria en la que se encontraba y se encuentra el campo facilitó la compra-venta ilegal de derechos de tierra y agua.
Hoy de esos 10 campesinos despojados sólo seis están luchando por sus tierras, mas no están solos. Diferentes organizaciones y ciudadanos nos hemos sumado a su lucha, por ser digna y justa.
Dos de los ejidatarios, Adrián Esparza y José Inés Alcalá, hablan un poco sobre esta situación durante el segundo plantón realizado en el ejido Yucatán como parte de las acciones de lucha.
Cuentan que en la Comarca Lagunera eran tres ejidos trabajando en colectivo: Yucatán, Batopilas y San Isidro. Actualmente sólo Batopilas conserva un poco de ese tipo de organización a pesar de las contradicciones que genera esta forma en un contexto industrializado con esquemas capitalistas.
Cuando su ejido era colectivo cada viernes tenían su asamblea y los ejidatarios trabajaban por comisiones: había una comisión de trabajo, una que iba al banco, otra que salía a distintas comunidades a apoyar otras luchas tal como a ellos los apoyaron en aquel año de 1978.
El dos de octubre de ese año un grupo de alrededor de 34 familias apoyadas por varias colonias de Torreón llegaron a las tres de la mañana a realizar la invasión de tierras. Antes el ejido Yucatán era una pequeña propiedad abandonada. El compa José Inés relata: “Nosotros decidimos meter una solicitud para hacerla ejido, entonces el que estaba aquí dominándola era un patrón que él estaba diciendo que era un ejido, pero era un ejido fantasma, no era cierto que era un ejido, él la estaba trabajando como una pequeña propiedad (…) Y se la quitamos con apoyo de los campesinos del alrededor y del pueblo”. “Las autoridades todo el tiempo están a favor del patrón —sigue comentando José Inés—. Nosotros decidimos invadir porque realmente las autoridades nunca nos daban razones de resolver nada”. Del yerbajal que había entonces, construyeron casas, trabajaron las tierras, hicieron un hogar en comunidad.
Así fue como nació el ejido Yucatán. De las familias iniciales algunas se fueron, otras más se integraron. Con el paso del tiempo, el trabajo colectivo se fue desvaneciendo. Para 1995 ya casi estaba esfumado, pues ya no se podía sostener. Los campesinos empezaron a salir del ejido a trabajar a otros lugares. Diez años después se da la venta de las tierras por individual estando aún bajo un régimen colectivo, aunque ya no se trabajara de tal forma. Se venden 143 hectáreas por seis millones de pesos. De esa cantidad los 10 ejidatarios a los que no les consultaron la venta, por supuesto, no vieron ni un peso.
La lucha actual es por la recuperación de la parcela escolar (que es la que se siembra o se renta para el beneficio de la escuela), la parcela de la mujer y las individuales.
A la fecha en que se escribe esto, se sigue esperando la resolución por parte de los tribunales agrarios después de más de un año. Además, hace poco los seis ejidatarios en lucha se encontraron con la sorpresa de que la Procuraduría Agraria los ha desaparecido del padrón de ejidatarios del Registro Agrario Nacional.
Si desean escuchar de viva voz de los campesinos la lucha de este ejido y conocer más a fondo todas las tranzas que les han hecho, pueden buscar en youtube un videíto que realizamos titulado “Ejido Yucatán”.
Las tierras regresarán a quienes les pertenecen.
La tierra no se vende, se ama y se defiende.
¡Tierra y libertad!
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