Bun
Alonso
Héctor y
Andrés son dos chicos de, al parecer, no más de 20 años que no quieren que diga
sus nombres —pero llamémosles Héctor y Andrés. Hace unos siete meses Andrés
creó una página de Facebook llamada “Marihuanos de Mexico” que ya tiene más de
3,600 seguidores y que es el “proyecto del proyecto”, dice Andrés. Además, creó
una página para cada estado de la república mexicana —“Marihuanos Coahuila”,
“Marihuanos Guanajuato”, “Marihuanos Durango” y etcétera— para buscar
colaboradores por todo el país.
Uno
de los temas recurrentes que publican en estas fanpages de Facebook es el del debate sobre la legalización de la
mariguana que inició en México el 25 de enero de este año 2016. Parte de la
discusión del debate nacional se realizará en cinco foros; dos de ellos ya se
realizaron: el 26 de enero en Cancún, Quintana Roo, se analizaron las
alternativas regulatorias bajo una perspectiva de salud pública y prevención, y
el 23 de febrero en Ciudad Juárez, Chihuahua, se abordó el tema de Ética y
Derechos Humanos. Están por realizarse los foros del ocho de marzo en Saltillo,
Coahuila —el cual se enfocará en los aspectos económicos y de regulación—, el
del 22 de marzo en Guadalajara, Jalisco —cuyo tema será la seguridad en un
sistema de prohibición—, y finalmente el quinto foro será en la Ciudad de
México donde se debatirán todos los temas.
—Otros
nomás fuman por fumar y se ponen locos y se ponen a hacer pendejadas y queman a
la banda grifa, pero a la que es grifa con responsabilidad, ¿no? —dice Héctor,
quien es amigo de Andrés y administrador de la página.
Para Héctor fumar mariguana es cultura
y le hizo descubrir la música reggae. Cada vez que puede o cuando está de
vacaciones de la universidad, retoma su gusto por viajar: toma su mochila,
cobertor, papeles, guitarra y se va de mochilazo a tocar por todo México,
dice.
Pasan de las seis de la tarde en La
Alameda Zaragoza de Torreón y anochece. Charlamos en una de las palapas de
concreto. Sacan el hiter y se
prenden: los humazos comienzan y se funden con el humo del tabaco de los
cigarrillos que fumamos para disimular el olor.
Los dos cuentan sus encuentros con
la policía. Se quejan de que la ley que habla de portación de dosis de consumo
personal no es llevada a cabo tal cual en la práctica.
La
ley General de la Salud y el Código Penal Federal contemplan que traer consigo
menos de cinco gramos de mariguana no se sanciona pero sí se debe presentar a
la persona ante el Ministerio Público. Una vez comprobada la cantidad y el
lugar de detención, el MP hace un reporte ante la autoridad sanitaria para que
se le dé a la persona orientación médica y preventiva.
Héctor
dice algo que me sorprende: fuma mariguana desde que estaba en primaria —pero
que la ha dejado por un par de lapsos. Cuando su madre salía por las noches a
trabajar, él se salía de casa y se iba a la esquina a fumarla con algunos hombres
que ahí se juntaban. Entonces, dice, se quedaba ahí en la esquina vigilando.
Sin saberlo, era un halcón. Minutos más tarde, queriendo volver al tema, le
preguntaré, como para reafirmar, que si ya se había alejado de eso, de estar
trabajando implícitamente para el narco.
—No, es que nunca te alejas de eso
—dirá—, por ejemplo… bueno, dejas de trabajar o nunca trabajas para eso, nunca
sabes para quién trabajas, nada más recibes una recompensa por estar parado en
la esquina y ya. Se desaparecen los meros buenos, y ya pues uno queda libre.
Después Andrés dirá que en realidad
uno nunca es libre del narco, que se mueve ante nuestros ojos, que ahorita
puede estar aquí en La Alameda.
Pero por ahora, Andrés se encuentra hablando
de la criminalización por fumar mariguana, del por qué ese hostigamiento de las
autoridades.
—Como es ciudad fronteriza, bueno,
no nomás esta ciudad, o sea, todo lo que es La Laguna, Torreón, Gómez, Lerdo,
que son donde están las industrias, las zonas industriales, pues tenemos el
problema de que nos tienen como, no esclavos, ¿verdad?, pero somos lo que
alimenta al país, más o menos, o sea que acá están todas las industrias:
Saltillo, Monterrey, todas las que somos ciudades fronterizas tenemos ese
problema en común, que pues como somos lo que alimenta el país más que nada en
materia de… ya estoy hablando como Peña Nieto, ¿verdad? —dice Andrés y los dos
alargan la risotada.
—Jaja, a la verga ese rollo, carnal:
túmbate esos rollos —le dice Héctor.
—No, o sea, en el sentido más bien
de automovilismo —intenta retomar Andrés el tono serio de lo que decía —, de
Lala, Peñoles, todas esas empresas importantes, güe, porque es por eso que
estamos así, güey, que nos tienen más estrictas las reglas a nosotros en esta
zona, porque más que ese tipo de industrias aquí es la industria más bien de la
droga.
Se
ha inculcado la idea de que la responsabilidad del problema de la violencia por
las drogas la tiene tanto el consumidor como quien la vende. Por motivos
políticos y de intereses o por ponerse moralinos, se iguala —casi— al que se
fuma un churro con el que trafica heroína o cocaína. Así se mantiene a la
mariguana estigmatizada, mezclando todo: al que se fuma su hierba después de la
escuela o del trabajo con el que mueve kilos y kilos de drogas fuertes con el
que corta una cabeza. Legalizarla tal vez sería una buena manera de comenzar a
separar las cosas.
—Más que
hacer la página y tenerla allí es concientizar a la gente —dice Andrés—, a la
que fuma y a la que no fuma, sobre este rollo. Porque también por ese rollo de
que está privatizada, de que es ilegal, mucha gente se va por conseguir la
droga que es legal, como esto —y señala una lata de una bebida llamada Four
Loko que hace unos instantes había sacado de su mochila.
—Esta madre apesta y es legal, tiene
12 grados de alcohol —dice Héctor haciendo gestos después de haberle dado un
trago.
—Como te digo, la droga que nos
tienen legalizada es la que nos altera.
Y que en cambio cuando te fumas un
churro te tranquilizas, dice Andrés, que te da hambre y te vas a comer o a ver
película y botanear.
—Ahorita por ejemplo aquí en La
Alameda, el airecito, estamos mariguanos y andamos tranquilos.
***
—Este año
lo cerramos por arribita de los 480.
Rafael Mora es el director de los
dos Centros de Integración Juvenil —CIJ— que existen en Torreón. La idea de
estos centros nació a finales de los años sesenta por un grupo de mujeres
publicistas en el Distrito Federal. Hoy existen 117 regados por el país y están
incorporados al Sector Salud del gobierno federal. La postura de los CIJ a
nivel nacional es, claro, contra la legalización. Su director en Torreón dice
que cada año atienden de 400 a 500 pacientes; en el 2015 recibieron a pocos más
de 480. Los centros, dice, se dedican a hacer trabajo de prevención de
adicciones y a dar consultas —pues tienen terapias, sicólogos, médicos y
trabajadores sociales.
—Yo le preguntaba al sicólogo:
“oiga, ¿usted qué piensa sobre la mariguana?” “No pues a mí no me molesta, ¿por
qué te dejaron aquí?” “No pues me quise meter nomás de cotorreo pero sigo
fumando mota” —me había contado Héctor acerca de estos centros aquella noche en
La Alameda.
—Nada
más por eso me atendían. Nada más iba a que me pusieran las espinas en la cara
y ya—se refería a la acupuntura—, a leer un libro y ya a la verga. No me
preguntaban nada, no te integran nada.
—Es que de hecho está tranquilo. Te metes
al Centro de Integración Juvenil y te tranquilizas, y andas bien mariguano y
andas chido. Tampoco tiene chiste de ir —había añadido Andrés, que había tenido
que ir a un CIJ condicionado por la escuela.
—Pero pues también nada más iba de
cotorreo. Salía del Centro de Integración y a fumar. Y eso fue antes de que
empezara a agarrar las otras cosas que te digo, más cabronas.
Andrés me había dicho que antes no
sólo consumía mariguana sino que andaba con muchas drogas más “ya más químicas,
inhalantes y cuanta madre” y que había hecho unas pendejadas, unas mamadas
cabronas. Pero no quiso decir más.
—Pues
no sabes lo que haces, con esas drogas no sabes lo que haces.
Mientras
tanto, hoy Rafael Mora hace mención de que Coahuila tuvo el primer lugar
nacional en consumo de inhalables del 2009 al 2013 y que en Torreón la pintura
de aerosol fue la droga que se mantuvo de preferencia entre los jóvenes en esos
cuatro años. Sin embargo, dice, la mariguana había sido con frecuencia la droga
de mayor consumo y que en 2014 volvió a retomar ese lugar mientras que los
inhalables bajaron. Y de nuevo el año pasado la mariguana volvió a ser la droga
de preferencia.
—Más o menos te voy a dar cifras
apróx porque no las recuerdo con exactitud, pero en el 2014 alrededor del 55%
de los pacientes era por mariguana. Y en este 2015, que todavía no cierro bien
el dato, vamos a andar como en el 63%.
Todavía
hace poco más de 100 años todas las drogas eran legales. En México, según
apunta Hugo Vargas en su ensayo “Informe marihuana” (publicado en el libro “La
realidad alterada”, Debate 2006), los instrumentos legales y el discurso para la
prohibición de la mariguana tienen antecedentes porfirianos. También menciona
que la Revolución Mexicana fue una pausa en la construcción del discurso
prohibicionista, pero que tras resolverse la etapa armada y discutirse la
Constitución volvió a aparecer el tema, el cual fue abordado con los prejuicios
propios de la época como la “degeneración de la raza”. La ilegalización se
consigue finalmente en 1926 con Plutarco Elías Calles en un nuevo código
sanitario “que sustituía al porfiriano de 1902”, escribe Hugo Vargas. “En él se
resumen todos los criterios prohibicionistas y se establece la ilegalidad del
consumo de todas las substancias, excepto los alucinógenos prehispánicos”.
—En uno
de los aspectos donde apoyamos que se debata más —dice Rafael Mora—, que se
abra más la discusión, que se le dé para delante es en la cuestión del uso
medicinal, pero considerando que todavía no hay las suficientes investigaciones
para decir que algunas sustancias que contiene la mariguana realmente puedan
tener un efecto de curación, porque parece ser que lo que se ha encontrado es
como que son paliativos nada más.
Después,
en apariencia, los discursos fueron cambiando. México prohibió la mariguana
antes que Estados Unidos —quien en 1937 promulgó la ley Marihuana Tax Act que
criminalizaba a los consumidores y a médicos que la recetaban. Con su ascenso
como potencia mundial, Estados Unidos esparció su cultura conservadora la cual
terminó por apropiarse del discurso prohibicionista, un discurso,
especialmente, inspirado en los prejuicios de Harry Anslinger, primer
comisionado de la Oficina Federal de Narcóticos. Anslinger, por ejemplo,
pensaba que el jazz y el swing eran música satánica creada por fumar marihuana
y que las mujeres blancas tras fumar la hierba buscaban tener relaciones
sexuales con negros y artistas. Por una parte “la degeneración de la raza”,
argumento usado por México en tiempos inmediatos a la revolución, se mantenía. Aunque
parecía que el argumento fuerte —el de verdad— estaba en otro lado.
Cuando
la producción y venta de alcohol volvió a ser legal en 1933, los productores
comenzaron a preocuparse de que sus ventas fueran a bajar debido a la
mariguana, que era más barata. La que también empezó a preocuparse fue la
industria del papel a base de madera pues en inicios de los años 30 el papel de
cáñamo —cannabis para usos industriales—comenzaba a ser popular ya que era más
resistente, duradero y no exigía la tala de árboles. El principal preocupado de
esa época fue un señor muy rico dueño de más de 20 periódicos que había
invertido mucho en la industria del papel. Se llamaba William Hearst y, con
ayuda de funcionarios políticos como Harry Anslinger, diseñó una campaña
mediática contra la mariguana que finalmente logró eco en la opinión pública y
terminó consiguiendo la ilegalización total de la planta y con ello afectando
directamente al cáñamo. No era necesariamente una amenaza contra la salud
pública como decía el discurso: era más una amenaza comercial.
—Y otra
cosa es que si se llegara a legalizar, la lana que se le tendría que destinar a
los programas tendría que ser enorme —dice Rafael Mora.
También
dice que por cada 16 pesos que se invierten en el combate a las drogas, se le
destina un peso a la prevención.
Estados
Unidos empezó a aflojar su discurso prohibicionista en 1996 cuando se aprobó
usar mariguana por razones médicas en California. Uno de los estados más
permisivos actualmente es Colorado —con una venta legal por lo que se ha
convertido en el primer mercado de ese país. Pero a diferencia del estudio
mexicano que lanzó hace poco el Instituto Belisario Domínguez del Senado de la
República donde según legalizar la planta posiblemente afectaría hasta un 26%
los ingresos de los cárteles, Colorado se ha convertido en una buena opción
para estos grupos tras la legalización. Una investigación de Associated Press
recién dada a conocer dice que los narcos están cultivando hierba en las
granjas y almacenes permitidos para después moverla a otras zonas donde no es
legal su venta y duplicar el precio y obtener ganancias millonarias.
Hoy
el camino que se ve más claro es el de la legalización con fines medicinales.
México, como Estado, tendrá que llevar ya una postura a la sesión especial de
la ONU sobre el tema de drogas el próximo abril.
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