Texto publicado en Revista de Coahuila n° 299, agosto 2016.
Bun Alonso
El Centro de Rehabilitación Infantil Teletón (CRIT) Durango quedó inaugurado en Gómez Palacio la tarde del 25 de noviembre de 2009. Su construcción se consiguió con parte de lo recaudado —casi 443 millones de pesos— durante la edición televisiva de 2008 del Teletón. En la inauguración, entre otros, estuvieron presentes la primera dama de ese entonces, Margarita Zavala, Ismael Hernández Deras como gobernador de Durango, el alcalde de Gómez Palacio Mario Calderón Cigarroa y Ricardo Rebollo, que se presentaba como diputado federal pues a inicio de ese año había pedido licencia para dejar la alcaldía de Gómez Palacio e ir por la diputación. Ese personaje, un año antes había firmado un convenio por 30 años con el que el municipio donaría cada mes una cantidad millonaria al CRIT. Es el mismo convenio que hoy, el actual alcalde, busca cancelar o renegociar y que tiene preocupados a todos los que integran y asisten a este centro.
La mujer acaba de enterarse. Está descansando junto con su hijo en el
área al aire libre de este centro de rehabilitación y acaba de enterarse
de los problemas económicos por los que se atraviesa.
Es el CRIT Durango, ubicado en Gómez Palacio. Se encuentra en problemas
desde que en junio de este año el ayuntamiento de la ciudad anunció que
cancelaría un convenio que tenía con ellos desde 2008 y con el que
aportaba cada mes un millón 800 mil pesos. Aunado a eso, las bajas
donaciones ciudadanas han hecho que últimamente se hable de que este
centro podría cerrar.
La mujer se llama Fabiola Mancha Salazar. Dos o tres veces por semana
consume cerca de cuatro horas de su vida sólo en transporte para llegar
aquí desde el poblado de Sapioriz, del municipio de Lerdo, y para
después regresar a casa.
Fabiola tiene un hijo con hidrocefalia leve y parálisis, al cual un
tiempo atrás, antes de venir al Teletón, llevaba a una terapia
particular donde tenía que pagar 250 pesos por sesión. Aquí, me cuenta,
sólo paga nueve pesos por terapia. O, más bien, pagaba, porque acaba de
salir de la reunión que el director tuvo con otros padres y madres de
familia donde les anunció que las cuotas subirían a partir del próximo
mes, algunas hasta el doble. Tenía, además, tres meses sin venir. Por
eso se acaba de enterar.
—Están en quiebra, dicen.
En el centro ya hay un par de carteles pegados anunciando el aumento.
También hay fotocopias en exposición mostrando las diferentes
actividades que los familiares realizan donde se lee que al 20 de julio
han recaudado más de 63 mil pesos en venta de comida, ropa, rifa de
despensas, bazares y más. Es parte de lo que se ha tenido que hacer para
sobrellevar la crisis.
En el área de espera, se conversa sobre lo mismo.
—Yo pago 10 y 11 —dice una mujer que aún no ha entrado a reunión con el director.
—Pues ahora va a pagar 20 y 22 —le anuncia anticipadamente, sentada frente a ella, otra mujer que ya tuvo la reunión.
—Pues es que de todos modos en otro lado es, mire —añade otra mientras
con una mano simula sostener una moneda grande—: es mucho más.
***
A finales de 2008, el Congreso del Estado de Durango autorizó a la
administración municipal de Gómez Palacio —en ese entonces encabezada
por el alcalde priista Ricardo Rebollo— firmar un convenio con el CRIT
Durango con el cual se comprometió a donarles un millón 800 mil pesos
cada mes durante 30 años. Situación extraña, pues los convenios que se
han firmado de apoyo al Teletón han sido por 10 años. Leticia Herrera,
la mujer que este 31 de agosto asumirá el cargo de alcaldesa de Gómez
Palacio, calificó hace poco como aberrante que el convenio haya sido
firmado por tantos años.
José Miguel Campillo, el actual alcalde, anunció en junio pasado que
cancelaría el convenio. El municipio, dijo, se encuentra en una
situación complicada por falta de recursos. Y que el dinero destinado al
CRIT era mejor dirigirlo a obras públicas para la ciudad o a programas
sociales. Con ese dinero, dijo, se podrían pavimentar dos calles cada
mes y entregar 20 mil becas educativas mensuales para niños y jóvenes.
Es tal el problema de presupuesto del municipio, que tiene pagos
atrasados con el CRIT por 18 millones de pesos —a los cuales, el
ayuntamiento se ha comprometido a ir liquidando paulatinamente.
Según el alcalde, el centro podría seguir funcionando con la mitad de
recursos si disminuye en un 17 por ciento sus gastos de operación. Y
citó un ejemplo: al Centro de Rehabilitación y Educación Especial (CREE)
lo maneja el gobierno estatal y atiende a tres mil personas con la
mitad de recursos que usa el CRIT. Además sugirió que el personal fuera
solidario con los niños con discapacidad y trabajaran sin cobrar, de
manera voluntaria.
No por seguir la recomendación del alcalde, sino por problemas
económicos, el CRIT Durango ya tuvo un recorte de ocho por ciento en su
plantilla laboral.
Actualmente, en el centro se atienden a alrededor de mil 300 niños que
vienen tanto de Gómez Palacio, como de Lerdo, Torreón y alrededores. Ya
entrado en el calor de la polémica, el alcalde Campillo dijo a la prensa
que le parecía injusto que su administración estuviera desviando
recursos del municipio para atender a niños que venían de otros
municipios. Entonces convidó a que los alcaldes de la zona metropolitana
también aportarán un recurso económico mensual.
«Lo hemos comentado de manera muy personal con los otros alcaldes de la
zona metropolitana y es una situación en la que nadie quiere agarrar más
compromisos de los que ya tienen», dijo el alcalde Campillo a los
medios.
El asunto lo heredará la alcaldesa electa, la también priista Leticia
Herrera, quien sin asumir el cargo todavía ya anunció que pedirá al
gobernador electo de Durango, el panista José Aispuro, que pueda
absorber la cantidad por la que se había comprometido el ayuntamiento de
Gómez Palacio —no lo he mencionado, pero el CRIT también recibe un
apoyo mensual del gobierno estatal, que se mantiene, y que junto con el
municipal sumaba tres millones 600 mil pesos.
Además, el alcalde torreonense Miguel Ángel Riquelme, tras la
declaración del gomezpalatino, dijo que su administración aportaría un
solo donativo importante durante la colecta anual, pero que no se
encontraba en condiciones para adquirir un compromiso de esa naturaleza.
***
—Es injusto lo que hacen —dice Elena Villarreal, abuela de un niño que
nació a los cinco meses y medio —. Mucha gente no entiende porque no
tiene niños discapacitados.
Al nacer, el pequeño estuvo tres meses en incubadora. Ahora no camina y
tiene un problema neuronal. Elena, la abuela, es la encargada de
llevarlo a sus terapias porque la madre del niño trabaja. Me platica que
el niño necesitaba una férula y que el CRIT financió la mitad del
costo. Como los demás testimonios, la abuela y el nieto antes acudían a
otro lugar a rehabilitación. En su caso, iban al Hospital General de
Lerdo donde les cobraban 150 pesos por sesión.
Nidia lleva dos años y medio viniendo a este CRIT con un hijo que tiene
dificultades para mover el lado derecho del cuerpo. Ella sí estaba
enterada de los problemas que se han avecinado en las últimas semanas.
Antes de venir aquí, llevó a su hijo durante 11 meses a terapias a la
clínica del IMSS número 51. Sin embargo, dice, los cambios en la
movilidad de su hijo los comenzó a ver cuando llegó aquí. Pero ahora
sabe y ha escuchado decir que la Clínica C —la que atiende a niños
menores de cuatro años— podría cerrar y entonces a esos niños los
tendrían que juntar con los de las otras clínicas, con niños mayorcitos.
Y que además el número de terapias semanales se reducirían, por lo que
la rehabilitación tomaría más tiempo.
Su hijo, poco más de cuatro años de edad, está de pie, tomado de las
rodillas de su mamá, y grita, se le ve contento. Es hora de una de sus
terapias. Parece que, de cualquier manera, pronto terminará su
rehabilitación.
***
El problema fuera de ser regional, es nacional.
Uno de los CRIT también en riesgo de cerrar es el de Quintana Roo. Su
gobierno, al igual que el ayuntamiento de Gómez Palacio, ha dejado de
aportar donaciones y tiene un adeudo de 70 millones de pesos.
Hay otro con el mismo riesgo: el de Veracruz, pues el gobierno estatal
ha dejado de aportar los ocho millones de pesos anuales a los que se
comprometió en 2008 con un convenio —éste sí firmado por 10 años. El
adeudo es de 108 millones, lo que ha ocasionado que se despida al 25 por
ciento de la plantilla de personal. Mientras que en otros centros han
tenido que cerrar turnos por la tarde.
A parte de esto, las donaciones ciudadanas han bajado considerablemente.
Los directores de estos centros de rehabilitación coinciden en una
misma causa: campañas de desprestigio.
«La situación es que ha bajado la confianza en Fundación Teletón.
Pensamos que esto se debe mucho a las campañas en redes sociales e
internet, que se manejan desde el anonimato. Calumniando y difamando,
sin saber lo que es la realidad», dijo Gabriel López Ortega, director
del CRIT de Gómez Palacio a los medios en mayo pasado.
A nivel nacional, se maneja similar discurso: «Son casi nueve años de
una campaña sistemática contra Teletón, de calumnias, de difamaciones y
mentiras», declaró recientemente Fernando Landeros, presidente de la
Fundación Teletón, en una entrevista para Milenio.
Todo esto ya se empezaba a rastrear desde la edición de 2015 del Teletón
cuando Landeros, el director general de Televisa y otras de las cabezas
decidieron cambiar el formato: la meta, esa ocasión, no fue ya recaudar
y superar cierta cantidad de dinero, sino superar las 500 mil visitas
—físicas y virtuales— en los 22 CRIT del país.
Ese diciembre de 2015 los conductores Marco Antonio Regil y Pedro Ferriz
de Con y acompañantes no se fueron a dormir hasta que anunciaron que se
habían recaudado 327 millones 267 mil y poco más de pesos.
Pero los números hablaban y decían cosas, tales como que el monto era
del 30 por ciento menos que el del año anterior —cuando la transmisión
televisiva se había tenido que alargar una hora y media más con tal de
alcanzar la meta— y que las donaciones hechas por el público habían
caído por más de 146 millones 800 mil pesos. Marco Antonio Regil
justificó la situación en vivo diciendo que esa había sido la edición
más corta del Teletón —con 16 horas al aire— y que además habían logrado
la donación más alta por hora en la historia —y entonces lo hicieron
pasar como un triunfo y lo celebraron y gritaron «sí se pudo».
Al final, ese 2015 se tuvieron que conformar con haber superado la meta
de las visitas a los centros de rehabilitación con más de 600 mil.
La edición del Teletón de este 2016 será decisiva para el futuro de la
fundación. Lo sabe el presidente nacional de ella, lo saben los
directores de los principales CRIT en riesgo, sus trabajadores, los
padres de familia.
Y están preocupados.
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