Au revoir, L. Cohen, viaja ligero




Texto publicado en Arca.tv. Noviembre 2016



Bun Alonso

Murió el lunes siete de noviembre pero no se hizo público sino hasta el jueves diez: el siglo XXI siguió su curso por unos días sin tener consciencia de que Leonard Cohen se había ido. Se fue elegante y discreto como solía vérsele sobre los escenarios. Sus familiares se guardaron el secreto para despedirlo tranquilos y sin el acoso de la prensa y seguidores. Y después soltaron la noticia, como diciéndonos ahora les toca a ustedes este luto, a ver cómo conviven con él.

Sólo un cantante y escritor estaba a alturas como para haberle disputado a Bob Dylan el Nobel de Literatura, y ese era míster Cohen. Y como el grande que era se comportó: “es como ponerle una medalla al Everest, a la montaña más alta”, dijo al respecto apenas el mes pasado durante la presentación de su último álbum, You want it darker, un ritual de adioeses, su epílogo.

Debimos haber sabido que este año iría tan mal cuando inició con la muerte de David Bowie. Ahora casi finaliza con la de Cohen. Y aunque esto se debe más al curso natural de la vida —Bowie tenía 69 años; Cohen era octogenario—, uno sólo puede pensar que el guion de este año estaba escrito para ponernos a llorar tantos lutos. El guion es siniestro: un día después de que Donald Trump se irguió como presidente electo de los Estados Unidos, aparece esta noticia.

Es probable que no volvamos a ver a dos genios del talante de Bowie y Cohen. Fueron tan grandes que la muerte no tuvo más remedio que esperarlos a que ambos terminaran sus últimas cosas. Los dos publicaron poco antes de morir su último álbum como quien escribe su carta de despedida.

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Existen canciones enormes, bellísimas, y luego está “Famous blue raincoat”. Me he pasado noches escuchándola una y otra vez junto con cuanto cover me he encontrado por Youtube.  En una ocasión llegué a un cover al italiano donde el video sólo mostraba la pintura de una mujer solitaria sentada a la mesa de un café. Así fue como descubrí a Edward Hopper, ahora uno de mis preferidos. Indirectamente Cohen estuvo implicado. Christina Rosenvinge tiene una versión al español, muy lograda, de esta canción. Nacho Vegas, una inspirada en ella, “Al norte del norte”, además de una versión al español de “The stranger song”. Buena parte de muchos cantantes sería inconcebible sin Leonard Cohen.

Y él, también lo sería sin la influencia del poeta español Federico García Lorca. Lo leyó cuando tenía 15 años y el efecto que tuvo sobre él fue algo que no lograba encontrar en los poetas ingleses: comprender su voz. Lorca le dio permiso para encontrar su voz, según declaró el propio Cohen. Se tomó el permiso también para nombrar a su hija así, Lorca. Un poeta a otro poeta arrebatándole soplos de vida.

Queda poco que decir sobre su voz, esa cavernosa voz —o, más bien: todo lo que se ha dicho resulta ser tan poco—; el periodista Fernando Navarro en El País escribió que se había apagado para siempre su apaciguador susurro. “Famous blue raincoat” es una canción a modo de carta donde ese susurro narra un triángulo amoroso. ¿Era Cohen el engañado o era el tercero en cuestión o se trata más bien de una paranoia de celos y posesión que hace imaginar que existe otro en cuestión? Nunca quedó claro. Lo que sí —y ahora por ello siento más emoción al escucharla— es que en algún concierto de los años 70 dijo: Es una creación que en verdad se contrapone a la más grande tiranía que he experimentado, que es la posesión de las mujeres y la posesión de los hombres. Esas cadenas deben romperse antes de que algo suceda. Ningún manifiesto cambiará mientras no dejemos de esclavizarnos unos a otros, especialmente en el aspecto sexual”.

El famoso impermeable azul está en las 10 primeras canciones de mi vida. No sé cuáles sean las otras nueve, nunca he podido decidirme; pero esta es inamovible de hace tiempo ya.
Te llevaste a mi esposa y la trataste como un trozo de tu vida,
y cuando volvió ya no era la mujer de nadie.
(…)
¡Ah! Jane ha despertado, te envía saludos y recuerdos.
¿Qué puedo decirte mi hermano, mi asesino?
¿Qué más podré decir? Que te echo de menos,
que te perdono, supongo…
Me alegra que te interpusieras en mi camino.
Si regresaras por Jane o por mí,
sabrás que tu enemigo duerme
y que ya no duerme con su mujer.
Gracias por la tristeza que le quitaste a sus ojos
¿Sabes?, no lo logré, pensé que siempre estarían así.

(La traducción es de Andrés Franco, que publicó reciente la revista digital Marabunta).

***

Días antes de la salida de You want it darker, Cohen dijo en una entrevista para The New Yorker que estaba “preparado para morir”. Semanas más tarde, en la presentación del álbum, rectificó y que mejor no quería morirse, que había sido un arrebato dramático lo que lo había llevado a decirlo: “Tengo la intención de vivir para siempre”, dijo entre bromas.

Pero muchos le creemos.


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