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Protestar en el desierto: hartazgo ciudadano y oportunismo político en Coahuila

Texto publicado en Distintas Latitudes. Febrero, 2017.


Por Bun Alonso, desde Coahuila
Coahuila, estado de climas extremos y regiones desérticas al norte de México y frontera con Estados Unidos, es de los pocos estados del país que nunca ha conocido la alternancia política. Desde 1929 ha estado gobernado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y sus partidos antecedentes. En la ciudad de Torreón, Coahuila, ha sucedido algo parecido: desde 1937 la llamada alternancia política sólo se ha dado tres veces y ha sido el Partido Acción Nacional (PAN) el partido que ha tomado la alcaldía en esas tres ocasiones —es decir, siempre la derecha electoral.
En el 2014 subió a la alcaldía de esta ciudad el priista Miguel Riquelme. No eran secreto sus aspiraciones por querer ser gobernador de Coahuila para 2017. Se puede interpretar que su precampaña a la gubernatura inició desde que comenzó su administración municipal en Torreón, una de las principales ciudades del estado. Riquelme puso en marcha obras como un complejo deportivo y cultural, un parque lineal, centros recreativos. Todas ellas envueltas en gran publicidad. Además, en la inauguración de dichas obras solía mostrarse al lado de Rubén Moreira, actual gobernador del estado. También gestionó recursos federales para la creación de un metrobús, de un teleférico y para la remodelación completa de una emblemática avenida del centro histórico, obras que se han publicitado como un atractivo para atraer el turismo —en una ciudad no turística.
En diciembre del 2016, durante su tercer informe de gobierno, Miguel Riquelme anunció lo que ya intuíamos: que dejaría la alcaldía para ir por la gubernatura.
Con un alcalde que deja su puesto público antes de terminar su periodo, que muestra su apego a Rubén Moreira, aunado a un inicio de año con gasolinazos (subidas mensuales en el precio de la gasolina), es como llegó la convocatoria a la llamada mega marcha por el Frente Ciudadano de La Laguna. Este Frente de formación reciente está integrado por más de diez organizaciones y asociaciones civiles de la región lagunera —que abarca principalmente a Torreón y a las ciudades de Gómez Palacio y Lerdo del estado vecino de Durango.
En enero, el Frente lanzó un llamado a salir a las calles a protestar el domingo cinco de febrero. Se anunciaba como apartidista y cien por ciento ciudadana. Los convocantes esperaban mil personas pero se congregaron cerca de cinco mil, una cantidad poco usual en una región tan acostumbrada al asistencialismo priísta.
Las consignas de la marcha fueron contra el gasolinazo, contra la corrupción de la clase política local y contra la megadeuda que dejó en Coahuila el anterior gobernador, Humberto Moreira —hermano del actual gobernador y ligado constantemente a los Zetas, un cártel mexicano. Además de eso, el Frente Ciudadano elaboró un pliego petitorio que entregó al ayuntamiento de Torreón —que incluía, entre otros puntos, que los regidores y síndicos sean elegidos por la ciudadanía y que las obras públicas sean supervisadas y avaladas por colegios de profesionales. Al momento, el ayuntamiento no ha dado ningún tipo de respuesta.
Mientras tanto, la Asamblea Regional en Defensa de la Economía Popular, un grupo de organizaciones de izquierda donde participan militantes comunistas de antaño, acusó al Frente Ciudadano de estar formado por algunas organizaciones con simpatía por el PAN y que la marcha fue un intento de oportunismo electoral para dejar bien parado a este partido de derecha frente a las próximas elecciones. Es importante mencionar que la izquierda electoral suele obtener resultados bajísimos en Coahuila. En las pasadas elecciones a gobernador de 2011, dos de los principales partidos de izquierda a nivel nacional (Partido de la Revolución Democrática y Partido de los Trabajadores) no llegaron ni al 3% de la votación.
Tras la marcha, los grupos de izquierda realizaron una charla a la que llamaron “Conversatorio sobre la marcha del oportunismo del 5 de febrero”. Un hombre, integrante de uno de estos colectivos, dijo que había asistido a la protesta a tomar fotos. Lo que más le sorprendió fue un grupo de religiosos que marcharon con imágenes de la Virgen de Guadalupe y que su principal consiga era Viva Cristo Rey.


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El conversatorio tuvo baja asistencia. En total, doce personas. Martín Vargas, otro de los integrantes de esta coalición de grupos de izquierda, dijo que no le asustaba que gente del panismo esté movilizando a la sociedad, pues la derecha siempre ha estado fuerte en el norte. Lo que no le parecía posible era que la derecha esté captando el descontento social de capas sociales que normalmente no se movilizan en vez de estar haciéndolo la izquierda.
Otro integrante, Luis de la Cruz, dijo poco después de iniciar el conversatorio que la prensa le había dado una cobertura inusitada a la marcha del Frente Ciudadano, comparada con cualquier otro tipo de manifestación. “No nos engañemos, los medios de comunicación tienen una agenda y en la agenda no está el apoyar a movilizaciones populares”.
Lo que es cierto es que para algunas organizaciones del Frente Ciudadano de La Laguna lo ocurrido el cinco de febrero en la marcha fue algo histórico. “Hace años que en Torreón no se veía a tanta gente reunida en un solo lugar para un acto de participación política ciudadana”, publicó en su fanpage de Facebook la organización Participación Ciudadana 29, la cual forma parte del Frente. Quizás se olvidaron —o no se enteraron— de que apenas en junio del año pasado también cerca de cinco mil personas salieron a marchar a raíz de la represión policial contra maestros en Nochixtlán, Oaxaca.
Ángeles Cabrero, integrante de Movimiento Plaza Mayor Laguna, una organización de reciente creación, dice al respecto de las acusaciones sobre favorecer al PAN: “Que algunas organizaciones se hayan percatado del nivel de convocatoria y traten de aprovecharlo para llevar agua a su milpita, no es de nuestro interés. Somos un grupo totalmente apartidista. Pacífico.”
Paty Vargas, representante de Participación Ciudadana 29, dijo que el que los tilden de panistas es una estrategia del gobierno priísta para devaluar la marcha. “Las personas en lo individual podrán ser simpatizantes de cualquier partido, pero las organizaciones no”.
Por su parte, Jorge Torres Bernal, que se dedica al marketing político y asistió a la marcha, dice que sí notó organizaciones pro panistas aunque no ve la mano del PAN como tal detrás de la marcha, pero que sí le preocupa que puedan tomar cierto protagonismo.
Pese a la diferencia de perspectivas, el Frente Ciudadano de La Laguna planea seguir con sus actividades. Ya han convocado a una asamblea ciudadana para el 24 de febrero. Falta poco.

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