Publicado en el periódico kioSco nº96, octubre 2013.
Si los grandes medios de comunicación en
realidad sirven a los intereses del mercado y de las estructuras del
poder, si antes de ser casas informativas son empresas, y si también
sabemos que la mayoría de los llamados líderes de opinión son en
realidad el instrumento que afianza un discurso reaccionario en la
población en general, entonces ¿qué queda por hacer a los integrantes de
diferentes movimientos sociales para tratar de aminorar el efecto de la
satanización que sufren por parte de los medios oficiales? La única
respuesta posible: informar, informar, informar. Por eso desde hace al
menos 10 años han venido apareciendo los colectivos de medios
libres. Éstos son las uniones de varias organizaciones civiles que buscan
hacer periodismo alternativo, independiente, desde y con los
movimientos sociales y populares, para darles la palabra a ellos, los de
abajo, y caminar también junto a ellos.
Por ejemplo, al sur del país existe la
Red de Medios Libres Chiapas, en donde hasta el momento, según su página
web, la integran nueve organizaciones, entre las que se encuentran
algunas enfocadas en editar revistas independientes así como otras que
se dedican a las radios comunitarias. Esta red de medios se orienta
principalmente a cubrir sucesos sobre la organización social de su
estado, Chiapas, además de que están articulados por el ejemplo
zapatista y por la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, se lee en su
sitio. También se ha dado un apoyo y difusión amplia a Alberto
Patishtán, profesor tzotzil originario del pueblo El Bosque en los Altos
de Chiapas, quien se encuentra preso desde el año 2000, sentenciado a
60 años por un crimen que no cometió. Últimamente también han dado voz a
los profesores disidentes que protestan en contra de la mal llamada
reforma educativa, tema que ha recibido gran cobertura por medios
libres de todas partes de México.
Respecto a este último tema, algunos
integrantes de colectivos de medios independientes han sido víctimas de
represión por parte de las fuerzas del Estado y de desprestigio por
parte de “periodistas” de los medios oficialistas. El 1 de septiembre en
el Distrito Federal durante las protestas en el marco del 1er informa
de gobierno de Enrique Peña Nieto y las protestas de la CNTE en contra
de la reforma educativa, cayeron injustamente presos Gustavo Ruiz
Lizárraga de la Agencia Autónoma de Comunicación SubVersiones, Estela
Morales de Regeneración Radio y Pável Alejandro Primo de Multimedios
Cronopios.
Gustavo Ruiz, fotógrafo de la Agencia SubVersiones, grabó su propia detención1.
En el video se observa el momento en que es detenido arbitrariamente
por la policía de la SSP-DF, y podemos escuchar que grita su nombre,
para que quede registrado en la grabación, y agrega al finalizar: “me
detuvieron por estar grabando”. Dicha agencia “es un esfuerzo colectivo
para producir comunicación independiente y comprometida con los
procesos populares que buscan construir condiciones para la dignidad y
la justicia”, según se lee en su sitio web. Por su parte, Regeneración
Radio es una estación comunitaria que transmite en México, D.F. desde
hace 14 años, y existen para ser anticapitalistas y gritarlo sin
censura, tal como se lee en su página de Facebook. Su colaboradora,
Estela Morales, en un video testimonial narra cuando fue detenida y cómo
en el Ministerio Público le sembraron objetos en la mochila como
botellas, cúters, y líquidos que nunca supo lo que eran2.
Además, comenta que en la declaración de los policías que la presentaron
se dice que fue detenida porque empezó a agredirlos verbalmente al
grado de sacar un cúter y amenazar a una policía. Existen videos que
desmienten totalmente tal versión. Es por ello que fue acusada de
“posesión de objetos aptos para agredir” y “ultrajes a la autoridad”.
Actualmente los tres presos antes mencionados se encuentran fuera de
prisión tras pagar una fianza de entre $126,000 a $135,000 cada uno. Es
importante mencionar que las cantidades fueron recaudadas en parte
gracias al apoyo y solidaridad que existió de muchas organizaciones y
ciudadanos, quienes estuvieron realizando donaciones económicas, para
juntar lo requerido.
Esta situación a la que se enfrentaron
estos periodistas independientes llevó a que el fotoperiodista y editor
Ulises Castellanos publicara en su columna del periódico Milenio un
texto poniendo en duda la legitimidad de estos tipos de reporteros, en
específico de los fotoperiodistas3. El autor cuestionala etiqueta “independiente”, pues dice que en ella cabe de todo, desde blogueros hasta “los amigos del periodismo ciudadano
con sus respectivos celulares en mano”. Pero omite mencionar que los
tres periodistas independientes presos el 1 de septiembre pertenecen a
proyectos de medios libres de comunicación ya con trayectoria en el
ámbito, medios que han dado profundo seguimiento a movimientos
populares, como por ejemplo el tema de los presos Loxicha, indígenas
zapotecos, que ha sido abordado por la Agencia SubVersiones. Y que, por
supuesto, pocas veces se verá un tratamiento profundo de ese tema por
los periodistas y fotógrafos “profesionales” de los medios de
comunicación oficiales. También el columnista menciona que se abusa del
término “independiente” al suponer que periodistas de otros medios como
Milenio, Reforma o El Universal no lo son por el hecho de portar
credenciales con el nombre de la empresa a la que pertenecen. Y la
pregunta es: ¿en realidad sí son independientes, libres, los reporteros
de esos medios? Es difícil afirmarlo cuando trabajan precisamente para
una empresa y no para un medio de comunicación netamente. Antes que un
periódico esto es una empresa, osó decir alguna vez Marcela Moreno,
directora editorial de Milenio Laguna, a un compañero. Y como empresas
que son, responden obviamente al mercado, dependen de sus
patrocinadores, de intereses privados. ¿Entonces sería justo llamarlos
también independientes? Un medio independiente, un medio libre, es aquel
que los temas que decide cubrir no responden a los intereses políticos
del medio sino que aborda los intereses del pueblo. Muchos de los
integrantes de colectivos de medios libres ni siquiera reciben un pago
monetario por su trabajo más allá de la satisfacción de estar
contribuyendo a las luchas populares. Para terminar con este punto, el
ingenuo autor de dicha columna, quien asegura estar “desideologizado”,
pone la profesión por encima de la libertad de expresión, del derecho a
informar y de la justicia, y asegura que los reporteros de medios libres
son detenidos y maltratados a partir de sus propias provocaciones, ya
que según él “nadie que sea inocente tiene porque pisar la cárcel,
nadie”. De esta manera tan ruin nuestro columnista “desideologizado”
justifica las detenciones arbitrarias y los abusos policiacos en su
México utópico donde nadie que sea inocente pisa la cárcel. Al menos hay
que agradecerle que abre el debate a este tipo de cuestiones.
Cierto es que el mayor alcance que
tienenlos medios libres es mediante internet. Y es esto unas de sus
mayores desventajas. El grupo Multimedios Cronopios menciona al respecto
en su página oficial: “Sin embargo somos conscientes de las limitantes
que implica tener un trabajo en la red. […] A causa de esto, no solo
intentamos difundir y rescatar la palabra y la realidad en que viven las
personas mediante la página, sino que también intentamos bajar esas
existencias a la cotidianidad de la ciudad, mediante volantes, pegotes,
carteles, entre otros, somos la mancha en el traje de apariencias de
esta gran ciudad”. Es importante, como se menciona, bajar las
existencias, puesto que el público al que llegan por internet es uno muy
reducido en comparación con el que ve y escucha los noticieros de
Televisa, TvAzteca o Milenio. Por eso hay que bajar con el pueblo a
informar con volantes, revistas, gacetas, periódicos. El periodista de
medios libres no debe quedarse tras el escritorio escribiendo (en
realidad ninguno, ni los “profesionales”), su labor no termina al
momento de entregar la nota, el reportaje, las fotografías, sino que
continua siempre, hasta bajar con el pueblo. Contrario a lo que menciona
Ulises Castellanos, el columnista de Milenio, el reportero
independiente sí debe ser un militante, sólo así podrá entender las
verdaderas causas populares y logrará darles una cobertura auténtica,
dando voz a los principales protagonistas, es decir, a los de abajo.
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