Viajar en camión: una cuna imperfecta

Texto publicado en Revista de Coahuila n° 295, abril 2016. Bun Alonso Son movimientos y ruidos que se enredan. El cabeceo en cada frenada precipitada, el traqueteo de láminas, la estridencia, la cumbia, la banda, el reggaetón, la radio, el asiento que da saltitos a ritmo de baches. Nunca he conducido. No lo sé hacer ni sé si quiero aprender. Me da un poco de temor. Me imagino atropellando gente o estrellándome contra un poste. Por eso siempre he viajado en camión. Me gusta. No está en mí la responsabilidad de un volante. Supongo que una ventaja al abordar uno es poder ganar un asiento al lado de la venta e ir mirando afuera y refrescarse un poco. En tiempos de calor —que son los más—, sobre todo a eso de las tres de la tarde, lo que entra por la ventana es una bola bofa caliente que pega en la cara. Y entonces es mejor cerrarla. Muchas veces dentro de un camión Torreón es una cuna imperfecta. EN LOS ORÍGENES 1 Una buena manera de conocer las entra...