Despues de Nochixtlán: la protesta magisterial en La Laguna


Texto publicado en Revista de Coahuila n° 298, julio 2016.




Por: Bun Alonso

Después de los sucesos de Nochixtlán, Oaxaca, del 19 de junio, ¿qué tipo de manifestaciones se realizan en La Laguna para mostrar apoyo al magisterio y rechazar la reforma educativa? ¿Sirven acaso para algo? 


En la Comarca Lagunera pocas veces se ha visto en años recientes que una manifestación de protesta social congregue a más de tres mil personas. El miércoles 22 de junio los medios locales registraron más de cinco mil en una  concentración que inició en la Plaza Mayor en Torreón y que se extendió en una marcha hacia la Plaza de Armas. El motivo: exigir un alto a la represión del gobierno federal sobre el magisterio disidente que se pronunciaba en contra de la reforma educativa. Unos días antes, el lunes 20, apenas uno después de los sucesos de Nochixtlán que dejaron nueve muertos por la policía federal en Oaxaca, se había convocado a una manifestación en la misma Plaza de Armas a la que acudieron pocos asistentes.

Pero ese día me tocó ver por primera vez desde que se inventó la función de “Eventos” de Facebook que la cantidad de personas que asistió superó a la que puso “Asistiré” en el evento de la red social —que fueron poco más de 2,300. En la vida real fueron más y no todos pertenecían al magisterio. Un grueso eran estudiantes, padres de familia, integrantes de otras organizaciones, el ciudadano común.
¿Qué motivos habían hecho salir, en una región que se caracteriza por su apatía, a tantas personas?
Claro era que la indignación por la reciente represión contra la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) en Oaxaca era uno de ellos.

“Yo durante toda mi vida he convivido de cerca con maestros, mis papás los son, ahora mi novia lo es, y esta reforma para mí está hecha por alguien que vive en un México totalmente diferente a éste”, dice Javier Soto, estudiante.

Y también dice que la reforma educativa menciona que la educación la conforman los docentes, educandos, administrativos, autoridades, padres de familia, infraestructura, material, planes, programas; pero que “si eso es verdad, ¿por qué sólo se le evaluará a un maestro? ¿Quitando y poniendo a otro se mejorará la educación? Cuando hay escuelas que ni techos tienen, cuando hay niños que sufren de traumas provocados por sufrir violaciones o no van comidos a las escuelas. En la reforma se lee mucho la ambición de formar a un alumno apto para el progreso ¿De qué progreso hablan? ¿Cuáles son las técnicas, modos o métodos que se emplearían? De eso no dice ni una palabra”.

Y además dice que lo que lo une a esto es la dignidad que ha demostrado el movimiento magisterial desde el 2006 en las revueltas de Oaxaca —y que él entonces tenía nueve años. Y que no quiere una educación que forme para la competencia, que sólo intente subir las cifras para un mundo de cifras. Y que cree que la lucha de los maestros debe ir más allá de la defensa del ingreso económico —aunque es una defensa válida, aclara.

La convocatoria anunciaba sólo una concentración en la Plaza Mayor, pero un contingente terminó marchando hacia la Plaza de Armas donde al llegar se improvisó un mitin en una calle Juárez atestada de manifestantes.

Al contingente de Torreón, que estaba integrado además por gente de Francisco I. Madero y Matamoros, se había unido otro grupo de manifestantes de Lerdo que había marchado por el bulevar Miguel Alemán. Sobre un automóvil se instalaron unas bocinas y los maestros tomaban el micrófono para desgañitarse frente a él.

“El gobierno ha sido muy claro: no está dispuesto a dialogar. No queda otra más que acompañar la lucha de quienes se atreven a salir a las calles. Yo fui en mi bici, por entre la gente; en las banquetas y en las calles les acompañé primero por un ánimo de solidaridad, porque estoy en contra de la reforma educativa, que está destinada a favorecer a unos cuantos que quieren lucrar con la educación que bien que mal ofrece este país a sus habitantes”, dice Beto Iñaki unos días después de haber asistido a la marcha. Y que aunque no está de acuerdo del todo con los planteamientos de la CNTE, dice que ellos son los únicos que han plantado la cara para defender algo que nos tendría que importar a todos los que nos decimos mexicanos.

“Yo fui con mi hermano que es médico y encontré un montón de personas que independientemente de su oficio o profesión fueron también”, agrega.

“La salud también se está privatizando. Hay desabasto de medicamentos y la cobertura del seguro social es cada vez más pobre. En la mayoría de los servicios públicos la cosa es similar. No creo que deba pasar inadvertido que estas movilizaciones están marcando un parteaguas en La Laguna”.

Poco antes de terminar el mitin, del micrófono salió una voz que anunció una próxima marcha para el domingo.

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Con un sol de domingo por la mañana, cerca de dos mil personas marcharon el 26 de junio de la Torre Eiffel de Gómez Palacio hacia la Plaza Mayor de Torreón. Para los fines políticos de una lucha social, ¿qué sentido tienen las marchas?

Las más de las veces funcionan para legitimar una causa y para mostrar fuerza: para mostrar a un gobierno que se cuenta con la gente suficiente como para que tenga que preocuparse; o, también, para mostrarse ante más gente y convencerla de que la causa es justa y que debería unirse.

“Las marchas u otros medios de protesta expresan un ¡ya basta! ante alguna injusticia y en ese sentido son un esfuerzo de autodeterminación social que frecuentemente se ve limitado o domesticado por figuras totalizadoras como el sindicato, el partido u otro tipo de organizaciones verticales, pero principalmente por el Estado”, opina Walter Salazar, sociólogo. Y además dice que en el centro y sur del país cuentan ya con una tradición organizativa muy fuerte, que a la hora de este tipo de manifestaciones el movimiento refleja fuerza. “Sin embargo, en el norte del país, como es el caso de La Laguna, la cuestión es diferente, no porque nuestra tradición organizativa y política sea escasa, sino por la constante desarticulación de ésta mediante un esquema industrial que ha debilitado decididamente los pocos esquemas comunitarios que subsisten. Así es que vemos cómo las marchas en nuestra región generalmente son pequeñas y las consignas que se gritan se escuchan un tanto desabridas, con muy poco ímpetu”.

La marcha se llevó a cabo sin ningún altercado y cruzó el puente plateado para entrar a un Torreón donde las calles del centro se encontraban con la mayoría de los negocios cerrados y, por ende, con poca gente. En una camioneta se vendían botellas de agua para templar el calor.

Ya en la Plaza Mayor, las escalinatas que llevan a la presidencia se cubrieron de mantas pintadas con consignas y todos nos ocupamos de acomodarnos en un lugar más o menos con sombra para escuchar el acostumbrado mitin: maestro tras maestro tomando el micrófono para “dar un mensaje” y gritar alguna que otra consigna —un maestro invitado de la ciudad de Durango decidió ser breve y terminó por mentarle la madre al presidente.

Al final se anunció la próxima acción: un evento político-cultural, aquí mismo, en Plaza Mayor, para el jueves 30.

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“Yo pienso que mucha gente lo vio y se vio testigo, no simplemente por la reforma, más bien laboral disfrazada de educativa, no sólo nada más por eso sino por la violencia que se generó, y más aquí que hemos sido víctimas graves de la violencia que se vivió años atrás, por eso fue mucha solidaridad porque todos hemos sufrido abusos de policías”, dice un estudiante de Publicidad y Mercadotecnia sosteniendo una bandera roja comunista mientras espera a que dé inicio el evento político-cultural.
Dice, también, que pertenece al Partido Comunista, que la organización lleva casi cuatro años existiendo pero no han estado muy activos.

En el área de la Plazuela Juárez de la Plaza Mayor ya se encuentra montada una tarima grande y cerca de cien sillas todavía no suficientemente pobladas porque aún les pega el sol.

Francisco, maestro de preparatoria en la ciudad de Francisco I. Madero e integrante del Magisterio Unido de La Laguna, reparte volantes.

“Se lo atribuyo a que hay ese sentimiento de solidaridad en los maestros, en la gente de la Comarca”, contesta a la pregunta de por qué creía que tanta gente había salido a las calles en las dos marchas pasadas.

“La Coordinadora lo que dice”, continúa, “es que tengamos cuidado con este tipo de manifestaciones espontáneas, que tienen que tener cuidado porque tiene que haber una orientación de que verdaderamente debes de saber para qué sales, por qué sales a marchar, porque si no lo haces así, vas a matar a este gran movimiento. Es lo que nosotros decimos. Desgraciadamente la gente cuando dice la consigna ‘solidaridad y apoyo a Oaxaca, solidaridad y apoyo a Chiapas’ nos refleja que falta un desarrollo político más claro. Salir por solidaridad está bien, pero la gente se viene abajo cuando no tiene otros motivos, y los motivos de la Coordinadora son muy claros: es solidaridad, pero es tirar la reforma laboral, puede ser laboral, puede ser educativa”, dice el maestro de los volantes.

El evento, al principio, daba la impresión de ser un festival de primaria cualquiera. Un maestro jubilado subió a cantar, con una guitarra muy desafinada, canciones de protesta.

A un costado del escenario un grupo de niñas con tutú de color azul de la escuela primaria Ignacio Zaragoza de Gómez Palacio esperaba por subir a presentar un acto de baile con canciones de la película “Frozen”. Después de ese grupo, subió otro, que además incluía niños, y presentó algunos bailes tradicionales de Nuevo León. Había más de 200 personas en el evento.

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El lunes 11 de julio mientras una Comisión Única de Negociación de la CNTE ingresaba dialogar —en lo que sería su cuarta mesa de negociación— con algunos funcionarios de la Secretaría de Gobernación en la Ciudad de México, por varios territorios del país se organizaban manifestaciones en apoyo.

Incluida una en La Laguna: esta ocasión con menos asistentes que las anteriores —rondaban alrededor de los 400, la mayoría maestros. El motivo mayor de la poca asistencia fue que apenas un día antes se había lanzado la convocatoria vía el Facebook del Magisterio Unido de La Laguna a la marcha que partió de Soriana Centro de Gómez Palacio, Durango, y terminó en la Plaza de Armas.

Al mismo tiempo se llevaba a cabo otra mesa de negociación, pero ésta entre la Secretaría de Educación Pública (SEP) y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). Y el mismo día, pocas horas antes, algunos 40 maestros de San Pedro, Coahuila, habían tomado la caseta de La Cuchilla.

El contingente, gritando las consignas tan acostumbradas mientras algunos maestros se desperdigaban por las calles repartiendo volantes, marchó por la calle Victoria y giró en la calle Independencia para arribar a la plaza donde ya se encontraban instaladas unas bocinas y un micrófono más o menos de mejor calidad que el sonido que se llevaba en la marcha —un sonido más bien gangoso, distorsionado, del que se logró escuchar durante la marcha la voz de un maestro que gritaba “No es el sur, es México el que está ardiendo” o también “Reformas que no dejan de ser matanzas”.

Ya en el mitin, una maestra de la escuela primaria 18 de Marzo aprovechó su participación al micrófono para lamentar la poca asistencia:

“Por cada maestro que no vino es un punto a favor para el gobierno de la república. Tú que viniste el día de hoy, acude a tu compañero de tu escuela, llama a tu escuela a que asista a las marchas, invítalo a que esté presente, hazlo consciente de lo que acaba de perder”,  dijo en un tono rabioso como el tono que usaron todos los maestros que esa tarde tomaron el micrófono en el mitin.

El 15 de julio nuevamente la Comisión Única de Negociación volvió a sentarse en una mesa de diálogo con la Secretaría de Gobernación sin que resultara solución alguna posible al conflicto.
Las reuniones entre los maestros disidentes y el gobierno federal son frecuentes, pero sus técnicas y sus ideas sobre educación son irreconciliables.

Mientras tanto, la SEP y el SNTE parecían llegar a acuerdos: las negociaciones, ahí, sí avanzaban.

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