Poema publicado en la revista Acequias, número 62.
duro, hermano, es que al corazón te le hayan puesto modo y tiempo.
Porque en verdad es duro estar a medias con el alma
y estar a media sangre con el odio
Alejandro Aura
Si estuviera seguro de que acudirás hoy mismo bajo esta resolana
no estaría sofocando a las moscas con puños airosos
ni estaría hilando una música donde se apedrean
el día con su noche, la noche con su luna
Pero no vienes
y esto sí que ya es angustia de mi sangre
es lodo de mi pastoso pensamiento
y le subrayo toda su anchura al momento en que no estarás
Pero es verdad
se me caen las tristezas hasta los pies
sólo con saber que ya no afrontarás esta noche
y que aquí las fogatas se nos irán aterrando
sin que alguno de nosotros
pueda meter siquiera las manos
Si su respiración un día nos dijo:
hermanos, yo ardo con ustedes
hoy leemos su fina ausencia
como una tranza en nuestras vidas
Desprendernos fumando
como si ya no fuera a haber un mañana, decíamos
y caían las cenizas como ángeles
y alguien vomitaba toda la noche en una esquina
después barríamos los padeceres que restaban
y la mañana nos ampollaba la cruda
No nos humeaba la muerte todavía
ni mucho menos
le arrancábamos pelusas al trasfondo de las grietas
Y como si nos vaciaran el odio del mundo en los ojos
nos veremos mutuamente los corazones
con sus propios latidos desleídos
mojados de todas las lágrimas que se quedaron
como un sol estancado
Atrincherado en los manantiales del enojo, te echo de menos
la banda por acá dice lo mismo
sobre todo el domingo que nos juntamos a beber escalofríos
a atinarle al momento exacto del cruce de tragos
a olerle las bragas al desatino
y todo fue tan espeluznante, tan océano forjado en hierro
tan y tanta ausencia partida
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